El General Claudius Glaber se acerca al pueblo traciano ofreciendoles una alianza para combatir a un enemigo común; los Mitridatos, una tribu que solo se dedica a saquear las aldeas por donde estos pasan. Acordados los terminos, ambos ejercitos se encaminan hacia el campo de batalla, pero una vez alli, los romanos persiguiendo sus propios intereses traicionan a los tracianos quienes se rehusan ha seguir las ordenes del general romano, lo que resulta en una disputa, nombrando así a los tracianos enemigos de roma.
Spartacus (a quien en ningún momento se llega a mencionar su nombre real) se separa de la formación en busca de sus esposa Sura, una vez en la aldea se da cuenta que esta ya ha sido saqueada e incendiada, por lo que deciden acampar y al amanecer mudarse para el sur para empezar una nueva vida. Con lo que no contaban era que con la llegada del sol igualmente llegaría el general Claudius Glaber tomándolos por sorpresa; una vez haciéndolos prisioneros son separados, condenándola a ella como esclava y a él a ser ejecutado en los juegos de la arena.
El traciano una vez en Roma es enfrentado a cuatro gladiadores, esperando la muerte del condenado éste le da muerte a sus oponentes uno a uno, naciendo así la leyenda bautizada por la misma plebe romana como Spartacus. Ante este inusual evento y la emoción despertada en la multitud, se ven obligados a concederle la vida; es entonces cuando Batiatus, lanista (amo de un ludus, lugar para el entrenamiento de gladiadores) de profesión se ofrece a comprarlo para entrenarlo como gladiador con esperanzas de sacarle provecho.
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